Devastación en el Caribe: Huracán Beryl arrasa la isla Unión dejando un rastro de destrucción y desesperación

El huracán Beryl ha dejado a su paso una estela desgarradora de destrucción en la idílica isla Unión, ubicada frente a San Vicente y las Granadinas. Según informes preliminares, prácticamente el 90% de la isla ha sido devastado, con la mayoría de los edificios reducidos a escombros o gravemente dañados.

Katrina Coy, quien vivió la experiencia angustiante de la furia de Beryl, describe la situación como desoladora: “Casi todos en la isla están sin hogar. Apenas quedan algunos edificios en pie, las casas están derribadas y las calles bloqueadas con postes de electricidad caídos”.

Sebastien Sailly, pescador y residente de la isla desde hace décadas, comparó el impacto del huracán con el de un tornado catastrófico: “Es como si hubiera pasado un tornado por aquí. El 90% de la isla fue borrada”. Añadió que temió por la vida de su familia durante la tormenta, refugiándose con ellos mientras el viento y la lluvia azotaban su hogar.

La comunidad local, devastada y traumatizada, se enfrenta ahora a la ardua tarea de reconstruir sus vidas y sus hogares. La prioridad inmediata es la construcción de refugios temporales, utilizando madera y láminas de plástico disponibles para proporcionar un lugar seguro para las familias afectadas.

Alizee Sailly, quien administra un hotel en la isla junto a su familia, relató los momentos de terror vividos durante el paso del huracán: “La presión era intensa, podíamos escuchar cómo los techos se desplomaban y las ventanas estallaban. Es una experiencia que nunca olvidaremos”.

La isla, ahora desprovista de electricidad y comunicaciones, se enfrenta a una situación desesperada. “Necesitamos urgentemente alimentos enlatados, leche en polvo, productos sanitarios y botiquines de primeros auxilios. Además, generadores para restaurar el suministro eléctrico”, solicitó Alizee.

Mientras tanto, el gobierno de San Vicente y las Granadinas, encabezado por el Primer Ministro Ralph Gonsalves, ha reconocido la magnitud del desastre y prometió una respuesta rápida. Sin embargo, hay dudas en la comunidad sobre la capacidad del gobierno para manejar una recuperación que podría llevar años y requerir ayuda internacional significativa.

“Esperamos que lleguen militares y guardacostas para asistirnos. Reconstruir la isla requerirá miles de millones de dólares y un esfuerzo coordinado a nivel internacional”, expresó Sebastien Sailly con preocupación.

En medio de la devastación, la solidaridad internacional se hace indispensable. Katrina Coy, conocida por su activismo en la seguridad del agua en la isla Unión, instó a la diáspora caribeña a ofrecer ayuda en cualquier forma posible: “Necesitamos kits de emergencia, evacuación de personas y apoyo para reconstruir nuestras comunidades”.

El huracán Beryl, clasificado como categoría cuatro al tocar tierra, ha dejado una marca indeleble en el Caribe, recordando la fragilidad de la vida frente a la furia de la naturaleza y la necesidad urgente de preparación y solidaridad en tiempos de crisis.